Tiene 57 años, maestra jubilada de primaria, retoma su sueño en la UACH para combatir las injusticias y ayudar a quien lo necesita

Elvira Pérez Zamorano, originaria de la Sierra Tarahumara, emigró a la capital desde su adolescencia, donde se preparó y desempeñó profesionalmente como maestra de primaria durante 30 años. Jubilada ya hace unos años, su interés por el continuo desarrollo intelectual y académico, y particularmente por la aplicación de la justicia, la ha llevado a cursar la carrera de Derecho en la UACH.

“Soy orgullosamente hija de campesinos, del municipio de Guazapares, de Témoris en concreto”, así inicia Elvira su relato. “Me jubilé hace 6 años como maestra de primaria. Dediqué 23 años de mi vida a la escuela Vicente Lombardo Toledano, ahí en José María Iglesias y Kenia. Es satisfactorio venir a esta facultad y encontrarme ex alumnos que tuve en esa escuela. Incluso una es ya maestra en esta facultad. No me ha tocado tomar alguna materia con ella, pero espero que me devuelva la peonada de las enseñanzas”.

Madre de tres hijos, ya todos profesionistas, la maestra Elvira se muestra entusiasta de concretar su sueño de iniciar una nueva faceta laboral en el mundo de la abogacía, si bien admite que no puede avanzar al mismo paso que sus compañeros estudiantes, pues su responsabilidad en casa, le distraen de sus compromisos universitarios. Por esta razón ha procurado no llevar la carga máxima de materias y eso le ha servido para disfrutar aún más el proceso de la educación superior.

“Tengo tres hijos y un esposo maravillosos que me impulsan. No ha sido fácil apropiarme de los conocimientos como el inglés, pero trato de dar lo mejor de mí. La tecnología también me ha sido complicada. Empecé a usarla siendo docente, y tuve que aprender. Ahorita estoy cursando materias de cuarto y quinto semestre, y la carga máxima es de 8 materias por semestre, pero para mí es abrumador llevar esa carga”, expresó la estudiante.

Su propia experiencia en el salón de clase, como forjadora de conocimientos durante toda una vida, le ha proporcionado una percepción que sin duda le ha sido de gran ayuda en esta nueva faceta educativa. Tal vez esto contribuye a poner a sus compañeros más jóvenes por delante durante las clases, manteniendo de cierta forma un bajo perfil.

“A veces trato de no participar mucho en clase porque siento que les estoy restando de cierta manera a mis compañeritos oportunidad. Cuando supe que había pasado mi examen de admisión y que podía empezar a estudiar Derecho, me sentía mal porque decía yo, es que le quité el espacio a un joven que a lo mejor iba a labrar su futuro. Sin embargo, mi hija más chica me decía; no mamá, tú ese lugar te lo ganaste. Tú te preparaste para ese examen y por eso estás ahí”.

Satisfecha de su experiencia como estudiante de la UACH, la maestra expresa una profunda admiración por algunos de los docentes de la facultad, aunque muchos están jubilados continúan su servicio para la formación de muchos futuros abogados. Este ejemplo la inspira a proyectarse a futuro.

A Elvira le quedan 6 semestres, entre sus planes, se encuentra litigar sobre todo en la materia laboral o el derecho agrario.

“La injusticia de cierta manera daña al ser humano y es algo que a mí me impulsó a estudiar la carrera de derecho. Injusticias que hay sobre todo con los más desprotegidos de este país. Y siento que aún a mi edad puedo aportar, puedo servir a los más necesitados. Mi pensión me alcanza para vivir dignamente, así que mi interés no es el económico “.