Actualmente, resulta un tanto lastimoso encontrar economistas coyunturales –a veces incurren en la categoría de economistas superfluos, artificiales también- que son producto de reinterpretaciones de reinterpretaciones sobre economía, es decir, que no tienen un sustento firme y estructural sobre su formación en la materia, que revisan tal parece best seller de pseudo economistas y no logran ni distinguir su corriente de pensamiento, máxime el poder distinguir –lamentablemente- entre economía ortodoxa y heterodoxa.

La carencia en la formación de las y los economistas en algunas instituciones de educación superior es lo que se encuentra en discusión, el por qué no se permean las condiciones para que el estudiante se forme un conocimiento crítico sobre la rama. Como primera aproximación se evidencia que es ante la falta de conocimiento de la economía crítica en el actual sistema de los formadores de formadores de economistas.

Los planes de estudio privilegian el continuar con la hegemonía de la economía ortodoxa, se van implantando asignaturas que vendrán a formar –si bien les va- estudiantes que busquen ser PRO MERCADO! Si las asignaturas están contempladas de esta manera, obviamente que el estudiante habrá de pensar que así debió estudiar y APRENDER, porque lo marca el actual sistema económico, porque así han aprendido sus profesores, sus formadores.

Pero es más bien porque no se le ha mostrado lo que constituye la economía crítica; el estudiante no ha estudiado que existe otra visión, otra manera de hacer economía… sus formadores tampoco la han conocido…

¿Se trata de una malformación de economistas? ¿Se trata de no querer insertarse en discusiones críticas porque es necesario asumir que las y los futuros economistas no lo requerirán? Tal parece que a veces ni los y las formadores/as –docentes- en las instituciones de educación superior logran discernir la existencia de la economía crítica. Tal parece que ha pasado de generación en generación. Es todo un mecanismo completo que no solo incluye a docentes, a las asignaturas que se establecen en los planes de estudio, sino que va incluso con hacer desaparecer en el ejercicio del proceso de enseñanza aprendizaje el estudiar de fuente directa, de leer directamente a economistas de base, a los de antaño y que vía la inducción podemos abastecernos de todo el bagaje que existe actualmente en cuanto a la existencia y prevalencia de la economía crítica, por lo que se opta en las bibliotecas por “hacer desaparecer” la bibliografía que no es contemporánea, que no son de ediciones recientes, sin contemplar que en los economistas clásicos, en esa vasta literatura, están los cimientos para comprender los escenarios actuales… está por demás decir, que son un legado… un legado incomprendido…

En este sentido, parto de que las y los formadores –docentes- en estas instituciones de educación superior puedan estar conscientes de que lo que enseñan en las aulas es economía ortodoxa, pero, lamentablemente NO es así! No tienen una escuela de pensamiento económico asumida en su formación y, por lo tanto, es lo que transfieren a los estudiantes…

Pareciese entonces que las y los que tenemos una formación diferente, y que logramos distinguir, primeramente, entre las economías ortodoxa y heterodoxa, y que, dentro de esta última, asumimos y hacemos prevalecer una escuela de pensamiento económico, nos encontramos dispersos en dichas instituciones, y queriendo formar economistas con una formación diferente a la implantada, tachándonos muchas de las veces como “subversivas”, por el solo hecho de exigir incorporar y tener una economía crítica. Lo subversivo es por hechos coyunturales, sin ver la razón que de fundamento son…