Por Luis Carlos Corral Alvídrez Investigador y docente Centro Universitario Parral.

En mi época universitaria, leí un libro titulado: El Cambio de Poder, de Alvin Toffler (1990), hablaba del conocimiento como nueva estrategia de empoderamiento del ser humano; fue relevante poder identificar a la educación como parte fundamental del desarrollo de ese concepto.

Sin embargo, algo que me sorprende en estos momentos de afección biológica, es un concepto que abordó el autor, de otro de sus libros, escrito diez años antes: “La Tercera Ola”. En este último cimentó las bases del nuevo poder que se estaba gestando y explicaba una serie de sucesos determinantes en los cambios radicales de la humanidad, a los que clasificó como las 4 olas.

La primera ola la refiere a la Revolución Agrícola, su fin era el auto-abastecimiento alimenticio, la generación de excedentes y una educación sustentada en la obediencia y la subordinación.

La segunda ola la identifica como la Revolución Industrial. Se establece diferencia de clases, caracterizada por la uniformidad, especialización, maximización de beneficios y centralización del poder en manos de quienes coordinaban los procesos productivos (aspectos base para su educación).

La tercera ola la denominó la era de la Revolución de la Información, se caracteriza por la descentralización, la desmasificación y la personalización; se generan cambios en aspectos tradicionales como el de la familia nuclear, la producción y las formas de comunicación humana (internet).

Finalmente, la cuarta ola denominada Revolución Biológica, establece que el nuevo conocimiento se genera desde la ciencia y la tecnología, y que tiene como fin, la transformación y el rediseño del ser humano.

Es notable distinguir durante la actual pandemia, la presencia de un problema de transformación biológica para la humanidad, intentar discernir la cuarta ola como una realidad que nos ha alcanzado, nos reta a entender la función social como universitarios generadores de conocimiento.

La tercera ola nos dejó la enseñanza del cambio abrupto de la información y el conocimiento para la educación; la cuarta ola nos invita a usar el conocimiento y a aplicarlo de forma innovadora a la solución de los nuevos problemas para el ser humano.

Es admirable cómo la biología nos da la pauta para actuar ante estos nuevos retos, no importando el tema académico del que tratemos; un pequeño virus nos ha marcado un camino inductivo para actuar en consecuencia ante nuestros problemas; nos ha enseñado a que intentemos primero solucionar nuestros problemas internos, y como resultado, se resolverán los problemas de la humanidad.